La Mutilación Genital Femenina (MGF) es una práctica tradicional sociocultural y no esencialmente religiosa, históricamente extendida por los cinco continentes. La mayor incidencia se registra en África, región de la que la OMS calcula que tres millones de niñas y mujeres corren el riesgo de ser mutiladas cada año. Aunque en menor número, esta práctica ancestral se sigue practicando en otros países de Asia, Oriente Medio y también se detecta en porcentajes sensiblemente inferiores en comunidades de inmigrantes de Europa, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Las matronas en Zaragoza, ciudad de importante recepción de inmigrantes, fundamentalmente de personas procedentes de países del oeste de África en los que es habitual la MGF, afrontan el reto de contribuir a erradicar esta práctica, detectan a las mujeres que a su llegada a paritorio han sido objeto de MGF o pertenecen al colectivo de riesgo en relación con esta práctica. El abordaje del problema se centra en el trabajo directo con ellas para hacerles comprender (y a sus parejas y familias) que esta práctica nociva, además de una violación de los derechos humanos, puede ocasionar graves consecuencias para la salud de las mujeres. Evitar esta práctica significa romper una cadena que, a muchas de ellas, las ha condenado de por vida.