La primera impresión que ofrecen es de ser algo único y homogéneo dentro de un conjunto de acciones complementarias que, presididas por el altruismo, conforman en gran parte la arquitectura del mundo moderno desarrollado. Pues bien, ante el aparente consenso social que existe en ambos conceptos (salud-enfermedad y MMHO), quisiéramos poner de manifiesto determinados elementos subyacentes que consideramos que distorsionan esa aparente armonía e inducen al dominio y sometimiento de las personas como consecuencia de ser usuarios de un sistema de salud fundamentado en la alta concentración de poder de los profesionales, la mutabilidad de la resistencia de la población, su espíritu acrítico, la creación social de mitos fugaces, el acúmulo de riqueza producida de forma rápida y todo ello sustentado en los medios técnicos avanzados.
Esto es lo que rige, marca y controla la ley de la oferta y la demanda en el citado modelo MMHO, olvidándose del papel real de la salud y de los servicios sanitarios en la vida del ser humano, que son o deberían ser instrumentos y no un fin en sí mismo.