Todos los expertos coinciden en asegurar que la realización de ejercicio físico de forma programada, moderada, progresiva y continuada contribuye a la promoción y mantenimiento de la salud y que en algunas enfermedades es, junto con otras terapias, una forma eficaz de tratamiento.
La actividad física realizada con continuidad desde las primeras etapas del ciclo vital es la mejor manera de disminuir los factores de riesgo de padecer posteriormente enfermedades que causan la muerte prematura de muchas personas y contribuyen a acortar la calidad de vida de otras, así como incrementar los gastos del sistema sanitario.
Para cambiar estilos de vida que son perjudiciales para la salud se necesita tiempo y motivación, lo que exige esfuerzo no sólo de las personas que tienen que cambiarlos, sino también de los profesionales, ya que hay que trabajar la voluntad.