El aumento de pacientes cada vez de menor edad gestacional en las unidades neonatales ha hecho aparecer el problema de conseguir un acceso venoso adecuado para el tratamiento de los recién nacidos críticos. A la dificultad técnica para conseguirlos se suma la importancia de no agotar la posibilidad de disponer de algún acceso venoso en el futuro.
De la misma forma, aparece la dificultad de mantenerlos el mayor tiempo posible con el mínimo de complicaciones, sobre todo de tipo infeccioso, dada la importancia que esto tiene en este tipo de pacientes.