La práctica del lavado gástrico consiste en la introducción de una sonda hueca, multiperforada en su extremo distal y de calibre grueso, que se llevará hasta el estómago para evacuar sangre, tóxicos o cualquier otro tipo de sustancia mediante la irrigación y aspiración de pequeños volúmenes de líquido. La cantidad del líquido irrigado dependerá de la edad del paciente, la recomendación en la edad pediátrica es de 10 ml/kg sin sobrepasar los 200-300 ml/ciclo.