“Los procesos migratorios, en algunas situaciones, son elegidos por las personas que los realizan; en otras muchas, se ven obligadas a emprenderlos por diversas causas, ya sean conflictos armados, sociales o políticos, situación de maltrato o, por ejemplo, la búsqueda de una vida mejor”, señala Gema Berrios, directora de Enfermería del Hospital Alto Guadalquivir de Andújar, en Jaén. “Esta coyuntura las hace vulnerables, hasta tal punto que los propios migrantes aceptan que la violencia que viven en dichos procesos es algo que deben pasar para llegar a su destino. Esto hace que esta situación se oculte por parte de quien la sufre, de quien la ejerce y de quien la contempla”.