¿Te imaginas entrenar más de ocho horas seguidas? ¿Cruzar nadando sin ver absolutamente nada el Estrecho de Gibraltar o el Canal de la Mancha? Todos esos retos, sumados a otros muchos, hicieron que David Meca se convirtiera en campeón del mundo. Y, aunque comenzó a practicar este deporte por recomendaciones médicas, ha conseguido que la natación se convierta en su gran pasión; porque no hay nada imposible, como dice “los tiburones más peligrosos no están en el mar, sino que están en nuestras mentes”.