Es ley de vida que los hijos sobrevivan a los padres, es el orden natural suele decirse, pero hay veces que la vida se tuerce haciendo que la situación sea la contraria. En la mayoría de los casos un embarazo siempre es motivo de alegría, de emoción, de ilusión que une a dos progenitores y les prepara para ser uno más en la familia. Hay casos en los que, por diversos motivos, lo que había sido la mejor noticia de su vida, acaba convirtiéndose en lo contrario. Casos en los que la vida se detiene y hay que seguir adelante con los brazos vacíos.