Todos los mamíferos, sin excepción, están determinados para alimentarse durante la primera etapa de vida con la secreción láctea de su progenitora: la leche materna. Cada madre de cada especie posee la leche específica para su cría, rica en aquellos componentes nutricionales e inmunológicos que garantizan su supervivencia, y que permiten el desarrollo que su particular crecimiento requiere. La leche de elefante, por ejemplo, posee el equilibrio necesario, entre proteínas y carbohidratos, para su desarrollo y envergadura. La de foca aporta altas concentraciones de grasa que ofrecen a la cría la protección contra el frío que deberá soportar. La ...
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