Las enfermeras que estamos en contacto con personas con diversas alteraciones de la salud podemos observar la relación entre el buen sentido del humor y optimismo con la buena salud y el pesimismo y poco sentido del humor con la depresión, las tensiones psíquicas, el exceso de trabajo, el estrés y la vida acelerada son círculos viciosos responsables de muchas manifestaciones psicosomáticas que podemos observar en las consultas de enfermería y en diversas situaciones de atención a la salud. Desde este artículo se hace una reflexión acerca de las implicaciones que el buen sentido del humor, el optimismo, puede tener sobre la salud de las personas que cuidamos, así como sobre la de los propios cuidadores, tanto si se trata del desarrollo de la profesión en un medio hospitalario como en Atención Primaria, como una alternativa adaptativa a todos los procesos o bien como una disposición valiosa para la propia existencia.
“La risa es la distancia más corta entre dos personas”, Victor Borge