La punción lumbar puede ser usada con fines diagnósticos o terapéuticos. Derivada de ésta, aparece el síndrome postpuncional y del mismo destaca la cefalea, invalidante en algunos casos.
Tradicionalmente, se han barajado diversas medidas para disminuir su incidencia, desde que Sicard, en 1902, recomendara el reposo en cama durante 24 horas, practicándose aún en la actualidad. En los años 80 se demuestra que es totalmente ineficaz, independientemente de la posición adoptada (prono, supino, horizontal o Trendelembürg) aunque, una vez instaurada, ayuda a reducir su intensidad. En otra línea, se ha investigado la incidencia con respecto al tipo de aguja, quedando claro que el uso de agujas atraumáticas reduce significativamente su aparición, al igual que el uso del menor calibre posible (limitado en neurología a 22 Gauges). Se ha comprobado que la utilización de tiaprida o de cafeína resulta eficaz en su prevención o tratamiento.