• Existe una sólida evidencia que respalda los beneficios del ejercicio físico realizado de forma regular para mejorar la forma física y la capacidad funcional de los pacientes que se están sometiendo a tratamiento renal sustitutivo (TRS).
• Los datos existentes respaldan la práctica regular del ejercicio para mejorar la salud cardiovascular de los pacientes que se someten a tratamiento renal sustitutivo, aunque son escasos datos robustos provenientes de ensayos controlados y aleatorizados (ECA) diseñados para investigar las variables de resultado relativas a la salud cardiovascular.
• Los clínicos deberían aconsejar a los enfermos de insuficiencia renal crónica (IRC) que aumenten su actividad física e informarles de que está científicamente demostrado que el ejercicio practicado regularmente es beneficioso para la salud. También tendrían que tener en cuenta la posibilidad de derivarlos a programas clínicos de ejercicio físico.
• Próximos estudios deberán clasificar a los participantes según la etiología y la fase de su IRC, incluir un tamaño de muestra suficiente y emplear un diseño riguroso de ECA en el que se utilice el ejercicio como terapia complementaria frente a sólo farmacoterapia con vistas a poder trasladar los resultados a la práctica. Las enfermeras del servicio de diálisis se encuentran en una posición privilegiada para liderar la transferencia de la investigación sobre ejercicio intradiálisis a la la práctica clínica habitual...