En el reinado de Alfonso XI comienzan a emerger los hospitales de la villa de Guadalupe, antiguas hospederías que recogían a los peregrinos, pobres, mujeres y niños. De los documentos de la época se ha podido constatar que durante el tiempo en que eran hospederías ofrecían un lecho, pan y fuego a todo el que lo necesitara, así como que cuidaban las
heridas de los pies aquellos peregrinos que habían recorrido un largo camino para venerar a la Virgen de Guadalupe. Respecto a los cuidados que se dispensaban en los hospitales, las referencias encontradas permiten deducir la gran importancia que se daba a la alimentación, la limpieza de la cama, el descanso, el sueño y el trato personal.