La micosis fungoide (MF) es un tipo de linfoma no Hogdkin, de células T, hasta ahora de etiología desconocida cuyas manifestaciones clínicas atraviesan las tres fases que constatan la enfermedad: fase de parches, de placas y de tumoraciones. En la fase más tardía, puede comprometer ganglios y vísceras.
Su diagnóstico resulta complicado en las primeras etapas, dependiendo la supervivencia de varios factores, como son la fase que atraviesa, la edad y la coexistencia de otras enfermedades. Los tratamientos aplicados dependerán también del estadio evolutivo de la enfermedad, distinguiéndose como principales la quimioterapia tópica y sistémica, la radioterapia, fototerapia e inmunoterapia.
Las lesiones implican curas diarias por el profesional enfermero, para el que resulta indispensable conocer la enfermedad que se está tratando y hacérsela conocer al enfermo, reduciendo así su grado de incertidumbre y ansiedad. A simple vista podría confundirse con otros procesos dermatológicos menores y podrían realizarse curas inapropiadas. El prurito es un síntoma al que los profesionales en salud suelen quitar importancia y que en este caso es muy característico, siendo la sensación más molesta que el paciente experimentará con las curas.
Se trata de una enfermedad de larga evolución y muy desconocida para los se plantea su difusión, para una mayor competencia profesional que permita proporcionar una mayor calidad en los cuidados enfermeros y como consecuencia una mejor calidad de vida para los enfermos que la padecen.