Inicialmente los síntomas de la insuficiencia renal no son muy evidentes, pero a medida que va evolucionando es cuando se pueden notar síntomas bastante variados, que van desde náuseas, vómitos, convulsiones hasta nicturia, dolores óseos y anemia.
La enfermera debe saber diferenciar los cuidados de cada tipo y con ello intentar evitar las posibles complicaciones. Es por eso que tiene un papel primordial a la hora de evitar infecciones, controlar la tensión arterial y vigilar las posibles pérdidas de sangre entre otras muchas cosas.
Una de las labores enfermeras que hay que destacar es la educación en la enfermedad y cómo tratarla, para que el propio paciente y familiares y/o cuidadores sepan realizar los cuidados pertinentes de la enfermedad.