Existe en el campo de la Enfermería un debate candente acerca de la función de la enfermera de Práctica Avanzada (EPA). Uno de los retos es demostrar los beneficios añadidos que su labor supone tanto al paciente como a la familia, comparado con la atención recibida por enfermeras con una menor experiencia y cualificación. En este artículo se expone que los factores socioeconómicos en salud condicionan la aparición de la EPA. Basándonos en la investigación existente sobre la contribución de la enfermera en el manejo de patologías crónicas, se expone, a su vez, el origen de las funciones de la EPA. Se resume la evidencia existente de la efectividad de la misma desde la perspectiva del paciente y de la organización, y cómo se entiende la relación entre el proceso de Enfermería y los resultados en cuidados.
Se concluye sugiriendo que la EPA precisa de una normativa que articule cómo esas funciones suponen una clara diferencia en la salud de la población.