La recepción, acogida y clasificación de pacientes en urgencias (RAC) implica una correcta comprensión del problema de salud de los pacientes desde la óptica asistencial por niveles de gravedad y su correspondiente clasificación y adecuación a la estructura del medio asistencial. Uno de sus principales objetivos es optimizar la calidad y la eficacia de los servicios de urgencias y emergencias, para la mejor respuesta a las necesidades de los usuarios, estableciendo criterios homogéneos, científicos y coherentes sobre la necesidad de atención que un paciente presenta con respecto a su demanda de asistencia y, sobre la base de ello, aplicar las intervenciones enfermeras pertinentes para garantizar su seguridad. De ahí que el cometido de la enfermera/o de RAC no solo sea la ordenación eficaz de la demanda mediante una entrevista rápida y la valoración clínica del paciente, sino que también, y no menos importante, será la de ofertar a los pacientes y a sus familiares o acompañantes una aproximación humana y profesional al problema planteado como demanda asistencial en todo su contexto, facilitando su estabilidad y confort mediante la prestación de apoyo emocional y ayuda psicológica, para disponer al paciente en una actitud terapéutica positiva, obteniendo así el mejor índice de calidad posible en el conjunto de las prestaciones sanitarias. El objetivo del presente artículo consiste en reflexionar sobre la trascendencia de la comunicación para el establecimiento de una adecuada relación terapéutica entre profesionales y pacientes en la consulta de RAC, procurando la máxima seguridad de los mismos.