El mundo vegetal es, desde hace aproximadamente medio siglo, una de las fuentes más importantes de moléculas con actividad antineoplásica. Algunos de los tratamientos actuales tienen su origen en las plantas, ya que fue de ellas de donde se aisló el principio activo y, tras someterse a un proceso de investigación reglada, fue aprobado por las autoridades sanitarias. Junto a estos ejemplos aparecen diariamente otras terapias que provienen de la medicina alternativa, algunas de las cuales parecen tener ciertos efectos antiproliferativos in vitro. El tratamiento concomitante de fármacos citostáticos y de hierbas medicinales puede tener riesgos para la salud del paciente, derivados sobre todo de las interacciones entre moléculas, pudiendo aumentar o disminuir el efecto de los antineoplásicos. El paciente oncológico busca en las terapias alternativas la solución no sólo al cáncer, sino también al dolor o a los efectos secundarios de la quimioterapia. En este punto el papel educador del profesional de la salud es realmente importante.