“Volvería para experimentar de nuevo la sensación de estar frente a un iceberg, contemplar la majestuosidad de esas inmensas placas de hielo rodeando al buque bajo ese silencio absoluto, donde solo se oye el motor del barco. Es una sensación inexplicable”. De las palabras de Antonio García Avilés se desprende no solo pasión por lo que hace, sino un espíritu de aventura que le ha hecho recorrer el mundo, y es que este murciano, no acostumbrado a la nieve, ha llevado a la Enfermería española a lugares tan distantes e inhóspitos como la Antártida.