“Los actores sociales, entre ellos los profesionales enfermeros, son fundamentales para poder crear cortafuegos capaces no solo de detectar los indicadores de radicalización yihadista a niveles bajos, sino también de trabajar el proceso inverso y evitar que un joven que empieza a tener contacto con el discurso terrorista acabe convirtiéndose en un extremista violento”, señala David Garriga, enfermero, criminólogo y presidente de Comunidad de Inteligencia y Seguridad Global (CISEG).