“El diagnóstico de la piel de mariposa, o epidermólisis bullosa (EB), suele producirse al poco tiempo del nacimiento. El examen físico y la historia clínica son de gran ayuda para sugerir que una persona o un recién nacido puedan presentar la enfermedad”, explica Esther Domínguez, enfermera de la Asociación DEBRA. Sin embargo, “el primer impacto significativo se produce en este momento”, ya que esta patología no puede identificarse mediante las pruebas que habitualmente se les hace a las mujeres embarazadas; “la confirmación se realiza con una biopsia de piel”, apunta.