“Hay días mejores y días peores, pero generalmente es muy satisfactorio trabajar con personas con discapacidad intelectual, porque siempre tienen una sonrisa que ofrecer, una palabra de afecto y cariño; son muy agradecidos”, explica Belén Sánchez, enfermera del Área de Discapacidad Intelectual del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, en Madrid, perteneciente a la Orden Hospitalaria San Juan de Dios.