A pesar de estar regulada con claridad con la ley la atención a los extranjeros afincados en España, existe un mito implantado entre la población española que acusa a los inmigrantes de hacer un uso abusivo de los servicios sanitarios y de copar dichos servicios, haciéndoles culpables del retraso en la asistencia al resto de la población autóctona. Sin embargo, estudios realizados demuestran que el perfil del emigrante que acude a España corresponde a una persona joven, que tiene un estado de salud bueno y que deja su país de origen buscando mejorar las condiciones de vida, tanto las propias como las de su familia, lo que significa que son los individuos más fuertes de cada comunidad los que tienen posibilidad de emigrar. Por ello, al igual que ocurre en otros países, es lógico pensar que la población inmigrante en España utiliza los servicios sanitarios con menor frecuencia que la población autóctona. Con la información que se aporta en este artículo se pretende realizar un acercamiento a lo erróneo de la suposición de que los inmigrantes son los causantes de la disminución en la calidad de la atención sanitaria, presentando la legislación que les ampara en el uso de esos servicios.