Existen muchas definiciones de dolor, según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (1986), es “una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a una lesión mística real o potencial o descrita en términos equivalentes a la existencia de dicha lesión. El dolor es siempre una experiencia subjetiva”.
McCaffery y Beebe lo definieron como: “dolor es aquello que la persona que lo padece refiere como tal y existe en tanto ésta lo refiere”. De estas definiciones podemos deducir que en el dolor interactúan un componente sensorial y una dimensión perceptual o experimental cuyos orígenes son cognitivos y emocionales.
El control del dolor ha de considerarse como una prioridad para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Este artículo pretende que las enfermeras, al igual que el resto de profesionales del equipo de salud, dejemos de subestimar la presencia del dolor en niños. Por esto, es necesario tener en cuenta que cualquier cuadro patológico, tratamiento o intervención diagnóstica que pueda causar dolor en el adulto, va a tener similares consecuencias en el niño.