La farmacovigilancia y todos los aspectos que conlleva, constituyen una medida de seguridad del paciente lo que contribuye a una prioridad en la asistencia sanitaria, actividad cada vez más compleja que entraña riesgos y presenta una elevada morbimortalidad.
En el documento de estrategia de seguridad del paciente 2010-2012 se establecen cuatro líneas estratégicas en seguridad:
• Promover y difundir la cultura de seguridad.
• Conocer y aprender de nuestra realidad.
• Optimizar nuestra organización.
• Mejorar la seguridad en la atención a los pacientes.
La farmacovigilancia es una responsabilidad de los profesionales sanitarios y especialmente de las enfermeras, ya que son éstas las que más tiempo pasan con el paciente, son las encargadas de su cuidado y además los mismos pacientes las conciben como las responsables de cuidarles. El comunicar errores de medicación y notificar las sospechas de reacciones adversas de medicamentos que ellas mismas administran es la base para cuidar a los pacientes de una forma segura y de calidad.
Para prevenir los errores de medicación por parte de las enfermeras se han de basar en tres pilares clave:
• Formación.
• Organización, mediante la elaboración de protocolos y guías clínicas.
• Equipamiento.