Metas de Enfermería
Demanda de la especialidad de Enfermería PEDIÁTRICA
Metas de Enfermería mar 2004; 7(2): 03
Mª del Pilar Arroyo Gordo
2004-03-01

Introducción
Decididamente, el tema de las Especialidades de Enfermería está marcado por algún "duende burlón" que no cesa de alterar el orden lógico de las cosas.

Cuando en el año 1987 se promulgó el Real Decreto por el que se regulaba la obtención del título de enfermero especialista, el poco entendimiento y, en consecuencia, el poco aprecio que los responsables del sistema sanitario tuvieron al respecto, entre otros motivos, impidieron que se fueran desarrollando y poniendo en vigor las Especialidades previstas, excepción hecha de la de Enfermería Obstétrico-Ginecológica (Matrona) y de la de Salud Mental.

En este ínterin de más de 15 años, tanto la sociedad como el sistema sanitario han experimentado algunos cambios, no demasiado sustanciales, pero sí de alguna manera justificativos para aconsejar la revisión del citado Real Decreto de especialidades del año 1987. Por eso, el hecho de que el reciente Proyecto de Real Decreto de especialidades pretenda modificar el anterior, incorporando, por ejemplo, una nueva especialidad (Enfermería del Trabajo y Salud Laboral) acorde y lógicamente fundamentada en las nuevas necesidades sociales y legales, puede parecer correcto y contar con el acuerdo de la mayoría de los profesionales enfermeros.

Sin embargo, que ese proyecto suprima la Especialidad de Enfermería Pediátrica como tal y la incorpore como un "perfil" (concepto éste que, por otro lado, no se explica en el proyecto) de la, también nueva, especialidad denominada Enfermería Clínica Avanzada, a muchos nos parece un grandísimo error.

Como muy bien dice la Sra. Sanchíz, a quien Metas de Enfermería ha entrevistado para recoger su cualificada opinión sobre estos aspectos y cuyo resumen aparece en el pliego central de este número de la revista, "cualquier país que se precie y que busque en el futuro la mejora de su tipo de sociedad, abogará siempre por la especial atención y, en definitiva, por la inversión de todo tipo de recursos en los niños", y resulta que nosotros nos permitimos el dislate de hacer desaparecer de nuestro proyecto de especialidades la de Enfermería Pediátrica, cuando la entidad de esta especialidad es tan grande como la que pueda tener la de Enfermería Geriátrica o la de Enfermería de Salud Mental, por citar algunas de ellas.

No estamos de acuerdo, por tanto (y me consta que somos muchos), con la supresión de esa especialidad y mucho me temo que, de no rectificar a tiempo, perderemos un gran campo de responsabilidad profesional para el que estamos perfectamente preparados y en condiciones de profundizar y desarrollar sus ámbitos de dominio y competencia.

Asimismo, hay otros aspectos poco entendibles en el nuevo proyecto: dividir la Enfermería Comunitaria también en "perfiles" sin explicar qué competencias tendrá la enfermera/o especialista en cualquiera de esos campos o, entre otros, hacer equivalentes las antiguas especialidades de Análisis Clínicos y de Radiología y Electrología con la especialidad de Enfermería Clínica Avanzada, en su perfil de Cuidados Críticos.

No es mi intención, sin embargo, hacer un análisis del proyecto de Real Decreto en este editorial; ya aportamos información al respecto en la entrevista, antes citada, a la Sra. Berta Sanchiz. Mi intención con este editorial es, tal como reza en el título, demandar la reincorporación de la Especialidad de Enfermería Pediátrica al Real Decreto de Especialidades y llamar la atención de todos aquellos profesionales que nos lean para que se manifiesten en este sentido. La salud de los niños es la salud de nuestro futuro y los enfermeros y enfermeras tenemos el pleno derecho y la responsabilidad de contribuir de un modo especial a él.

 
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