Tras los diversos intentos de definir la fragilidad, y según van proliferando estudios que van demostrando diferentes evidencias en función del ámbito, grupo de edad y parámetros medidos, el siguiente paso es establecer el instrumento más adecuado que determine, además de la presencia o no de fragilidad, aquellas situaciones prefrágiles que permitan poder intervenir de manera que la situación no progrese. Es necesario hablar previamente de una valoración geriátrica integral (VGI) en la que se incluyan diferentes áreas de valoración, diferentes respecto al adulto más joven. En esa VGI hay que tener en cuenta, por un lado, aspectos intrínsecos del individuo,...