Activación y relajación son conceptos opuestos. En la activación se produce un aumento del tono ergotrófico del hipotálamo, excitación del simpático, con los cambios fisiológicos subsiguientes a la descarga de catecolaminas (aumento de la frecuencia cardiaca, aumento del ritmo de la respiración, piloerección, subida de la presión arterial, etc.), todo ello para responder a la amenaza, bien percibida o real, lo que produce una vertiginosa actividad física y emocional. Sin embargo, la práctica de la relajación produce efectos contrarios, cuya fisiología está relacionada con el aumento de la respuesta trofotrópica del hipotálamo, por la que se activa el parasimpático, lo ...
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