Durante la vida fértil de la mujer, los ovarios producen dos tipos de hormonas: estrógenos y progesterona, que, aparte de producir la ovulación y fabricar la capa endometrial en el útero, realizan importantes acciones en distintas partes o funciones del organismo: genitales, aparato reproductor, vejiga urinaria, piel, mamas, circulación sanguínea, corazón, huesos y estado emocional. Con la edad, la mujer sufre una actividad ovárica decreciente que hace disminuir la producción de estrógenos, originándose un declive hormonal y el inicio del climaterio. Cuando esto sucede, se producen las consiguientes alteraciones en las áreas neurológicas, somáticas y físicas antes descritas (Cuadro 1).