Trabajar en el ámbito educativo es mucho más estresante de lo que suele imaginarse. Tener capacidad para entender la situación emocional de otras personas, controlar los propios sentimientos y emociones ante situaciones conflictivas (con alumnos y padres, especialmente), sentir la responsabilidad de estar respondiendo adecuadamente a las necesidades de salud del usuario, el reconocimiento social con respecto a los compañeros y superiores, trabajar solo, sin otros compañeros sanitarios a los que poder pedir ayuda, la sobrecarga laboral, el mantenerse ?de guardia? incluso durante la hora de comida, etc., todo ello, y mucho más, genera situaciones de elevada tensión emocional que hay...