Tiene lugar una vez estabilizado el niño. Consiste en una detallada exploración física: cabeza, cuello, tórax, abdomen, pelvis, extremidades y piel. Se lleva a cabo una nueva exploración neurológica, más completa que la realizada en el reconocimiento inicial. Posteriormente, se hará la historia clínica, que debe incluir alergias, medicación, enfermedades anteriores, última comida, sucesos que preceden a la lesión o enfermedad. En esta fase se solicitan las pruebas complementarias necesarias: radiografías, laboratorio, etc. Dependiendo del estado del paciente y de los datos obtenidos en la valoración inicial se procederá a: La monitorización electrocardiográfica y de otros parámetros y constantes (tensión arterial, frecuencia...