Existe una creciente evidencia sobre el beneficio de los estilos de vida saludables en los supervivientes de cáncer. Especialmente la dieta equilibrada, el control de peso y la actividad física parecen tener un efecto potencial de protección sobre las complicaciones de los tratamientos, la recurrencia (en el cáncer de mama) (34) y otros resultados de salud (35). Las intervenciones basadas en la actividad física han mostrado reducir significativamente la depresión (36), la fatiga (37) y mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza muscular, la composición corporal y el funcionamiento físico (38) y la calidad de vida (39, 40). Con relación a la...
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