El SARS-CoV-2, en meses, ha superado las expectativas de todos los sistemas de salud, produciendo un gran impacto sanitario y socioeconómico en el mundo (1). Lo anterior desafió a las instituciones sanitarias mundiales a desarrollar estrategias de mitigación y reorganización de las atenciones, tales como, capacitar a trabajadores de salud, mejorar sistemas de vigilancia, reconvertir camas para ampliar cuidados críticos, aumentar el número de ventiladores mecánicos, proveer equipos de protección personal (EPP) a los funcionarios de salud, traslado de pacientes, entre otros; todo con miras a reducir el profundo impacto de la pandemia y brindar atención segura y de calidad...